Una de las preguntas más frecuentes al comenzar con un huerto propio es, ¿qué tipo de tierra o sustrato utilizar para comenzar un huerto? Comúnmente se le llama tierra a lo que se utiliza para poder germinar una semilla, sin embargo la tierra por sí sola no es un sustrato ideal para germinar una semilla. El sustrato es una combinación de varios ingredientes.
Semillero con un buen sustrato
Lo primero que debemos tener será nuestro semillero con un buen sustrato. La tierra de hojarasca o tierra negra es una buena opción para las plantas ornamentales, sin embargo para una hortaliza, además de esta tierra necesita otros componente como la perlita, lo que permitirá que la tierra no se compacte y permita la germinanción.
Otro ingrediente importante es la fibra de coco, ya que es un excelente sustrato que permitirá retener la humedad. Por último debe utilizarse un fertilizante orgánico como composta de conejo, humus de lobriz o harina de pescado.
La recomendación en porcentajes para crear un buen sustrato, es el siguiente:
- 40% de tierra negra o de hoja.
- 40% de perlita, jal o cascarilla de arroz.
- 10% de fibra de coco, paja o piedra pómez.
- 10% de fertilizante sólido orgánico (humus de lombriz, composta de conejo o harina de pescado).
Una vez que hemos hecho nuestro sustrato ideal para germinar, debemos proceder a sembrar las semillas.
Siembra tus semillas
Las semillas tienen tamaños distintos de acuerdo al tipo de hortaliza o fruto que queremos sembrar. Podemos clasificarlas en tamaños chica, mediana y grande.
- Una semilla chica es como la de la semilla de cilantro o arúgula, estas semillas las puedes identificar porque al ponerla en tus manos se te dificultará mucho separarlas individualmente. En este caso, lo que debemos sembrar en nuestro semillero será una pizca de lo que podamos tomar con el dedo índice y pulgar.
- Una semilla mediana, son aquellas que quizá cuesten un poco separarlas pero con menos complejidad, como es el caso de las semillas de jitomate o de chile serrano. Para este tamaño habrá que sembrar 2 semillas dentro de nuestro semillero.
- Una semilla grande, son las semillas de melón, chícharo o sandía, debemos sembrar solo 1 semilla dentro de nuestro semillero.
El siguiente punto importante es la profundidad a la que se debe sembrar una semilla. La profundidad correcta deberá ser de 2 a 3 veces el tamaño de la semilla; es decir que si es una semilla chica, deberá estar casi en la superficie para que tenga la suficiente fuerza de germinar en el sustrato.
Una de las condiciones para nuestro semillero, es que deberá tener suficiente humedad sin tener exceso de agua y también un poco de oscuridad. Con esto nos referimos a que no tenga luz directa del sol, pero que sí reciba luz para que permita la germinación. Puedes ponerla en tu cocina, comedor o algún lugar donde no tenga el sol encima.
Una vez que hemos visto los primeros brotes, ahora sí podemos acercarla a una ventana donde tenga la luz del sol y dejarla unas 2 o 3 horas y después quitarla, con este tiempo será suficiente para que sigan germinando.
Transplanta a una maceta
Una vez que nuestra semilla ha germinado y nuestro semillero es muy pequeño para nuestra planta, es hora de transplantar a una maceta. Lo que debemos hacer para lograr un buen transplante siempre debemos asegurarnos de poner agua tanto a la maceta como a la planta para evitar un choque térmico; siempre trata de hacerlo muy temprano o en la tarde cuando el sol no sea muy fuerte. Es normal si ves que la planta decae un poco y es debido al cambio pero no te preocupes.
El riego
Una vez que hagamos el transplante, debemos asegurarnos de dejar fija nuestra planta en la maceta y mantener un riego periódico sin llegar a inundarla. Esto dependerá mucho del tamaño de la maceta, pero la manera correcta de regar es hacerlo poco a poco y directo a la tierra, no a las hojas porque las gotas pudieran crear un efecto lupa y quemar las hojas.
Un tip para saber si tu maceta aún está con la tierra lo suficientemente húmeda, es introducir un palito de madera a la tierra; si al sacarlo ves que se mancha de tierra es que aún está húmeda, pero si sale limpio es que será tiempo de volver a regar. Es más peligroso el exceso de agua que la falta de agua, así que toma en cuenta este punto.
Como ves, el proceso para lograr germinar una semilla no es un proceso difícil, es cuestión de darle la atención merecida para que pronto puedas comer de los frutos que tú mismo has cosechado.
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